“Eugenio Espinoza II. Los gouaches”, de Lourdes Blanco (n. 1941), es un texto clave para el estudio de la obra madura de Eugenio Espinoza (n. 1950), de un momento que fue, en esencia, pictórico y dibujístico. Blanco analiza cómo es su proceso de profundización en su propio lenguaje, y cómo este se expresa como un “ejercicio de emoción racionalizada”. Estaría dándose una utilización cada vez más rica del color que “se intensifica” de modo complejo. Asimismo, por cómo inserta el motivo de la cuadrícula y alguno que otro grafismo.
Serialmente, Karakana fue un momento en su trayectoria que el mismo artista consideró algo atípico dentro de su lenguaje. Cuatro años después de haber expuesto los gouaches y telas de esta serie, en otra entrevista de 1989, Espinoza le dirá a Ruth Auerbach en “Paramount Pictures: fragmentos de una conversación” [doc. no. 1051406] la siguiente confesión: “Nunca le he querido dar la seriedad del arte [a la cuadrícula], la seriedad de la ‘pintura seria’. Se la empecé a dar solamente a partir de 1983 con la serie Karakana”. Más adelante le dirá que desea desprenderse cada vez más de la pintura hecha a mano, y que “blanco y negro y neutro” son colores suficientes, al igual que en la fotografía en blanco-y-negro; es allí que radica toda la información del acontecimiento. Y afirma: “Meterle color es hacerlo cada vez más pictórico y decorativo”.
En el catálogo de la exposición Karakana (Caracas: Museo La Rinconada, 1985), el presente ensayo es la segunda parte de un texto más amplio, cuya primera parte reproduce textualmente el ensayo escrito por Blanco, 14 meses antes, para la exposición Cincoincidentes en el Museo de Barquisimeto (1984), bajo el título de “Eugenio Espinoza” [doc. no. 1097342]. El presente ensayo es autosuficiente y, en efecto, como ensayo independiente está reproducido como “Karakana. Eugenio Espinoza II. Los gouaches”, en el Catálogo/Guía de Estudio Nº 136. Exposición CCS-10. Arte venezolano actual. (Caracas: Fundación Galería de Arte Nacional, 1993).