En este artículo el periodista colombiano ultraconservador José Mejía y Mejía defendió la obra de la pintora colombiana Débora Arango Pérez (1907–2005) y supo leer con claridad los cambios que se presentaban en las artes regionales; los cuales, según su opinión, evolucionaban de una estética “reproductiva”, a una estética “interpretativa”.
Arango fue invitada por el entonces ministro de educación Jorge Eliécer Gaitán (1903?1948) a presentar su obra en Bogotá. Esta muestra estuvo precedida por el escándalo que suscitaron sus acuarelas de desnudos femeninos, exhibidas el año anterior en una exposición en el Club Unión de Medellín. El episodio hizo que se enfrentaran opiniones a favor —expresadas en la prensa liberal— con las de opositores y difundidas en periódicos conservadores. Desde entonces, cada presentación pública de la obra de la pintora antioqueña polarizó posiciones tales, que, a la postre, fueron determinantes para que la artista se alejara de la escena pública.
José Mejía y Mejía fue un político y periodista, quien, desde 1937, se interesó con particular atención por los alumnos de Pedro Nel Gómez (1899–1984) cuando expusieron por primera vez sus obras. Desde entonces, Mejía y Mejía reseñó con inesperada lucidez episodios de las artes plásticas en la región de Antioquia, bautizando los dos grupos en conflicto como “eladistas” —aquellos seguidores del pintor Eladio Vélez (1897–1969)— y como “pedronelistas”, a los partidarios de las ideas difundidas por Nel Gómez.