Este documento resulta significativo en relación con las nociones que suscitaba la obra de la ceramista y pintora colombiana Beatriz Daza (1927–1968), en especial sus primeros experimentos con la cocción y los esmaltes cerámicos, pues la crítica de arte Marta Traba (1923-1983) se aproxima a esta obra a partir de las nociones del lenguaje de la pintura. Aunque no compartía las búsquedas del informalismo en pintura, Traba recoge dichas nociones para pensar la cerámica.
Este texto resulta también de interés por ser uno de los pocos escritos críticos existentes sobre el trabajo de Daza. La ausencia de crítica escrita sobre la artista es explicable por su corta vida profesional. Durante nueve años de producción, Daza realiza cuatro exposiciones individuales a partir de 1959. Desde el momento en que torna público su trabajo, por primera vez, en el Salón de Pintoras de la Universidad de América (presentando su primera muestra individual) hasta 1968, cuando muere en un accidente automovilístico tras haber sido jurado en el VII Salón de Cerámica. La escasa mención existente sobre dicha artista, sin embargo, está recogida en el libro Beatriz Daza: hace mucho tiempo (Bogotá: Fundación Gilberto Alzate Avendaño, 2008).
La obra de Beatriz Daza se caracteriza porque (en la experimentación con medio cerámico) trastocaba los límites concertados en la época para dicha disciplina. Sus crisoles, placas y ensamblajes llevaban a cuestionar las definiciones del discurso formalista porque sus piezas no se podían encasillar como cerámicas, ni pinturas, ni tampoco esculturas.