La prolífica obra figurativa de Sergio Trujillo Magnenat (1911–99) da cuenta del manejo de un lenguaje plástico de amplio espectro que transita en ámbitos como el del retrato y el paisaje, la ilustración, el diseño y el muralismo. Su independencia a la hora de concebir y ejecutar la obra, lo convierten en un artista innovador —según lo afirma la curadora, docente e historiadora colombiana del arte Carmen María Jaramillo (n. 1958)— lo que claramente se observa en obras muralísticas realizadas desde 1942. Obras, sin duda, emparentadas con las de sus contemporáneos nacionalistas —Luis Alberto Acuña (1904–94) o Pedro Nel Gómez (1899–1984)— por la convicción de lograr un arte para la comunidad. Estas obras murales son ejemplo, a su vez, de la capacidad del artista de explorar y utilizar nuevas técnicas y materiales (el ortosilicato, por ejemplo), acordes con características de modernas tipologías y usos de la arquitectura urbana.
Trujillo Magnenat, en su interés por divulgar y acercar el arte a la comunidad, no sólo se destacó como uno de los artistas que ejecutó un mayor número de murales durante el siglo XX, sino por dedicar parte de su creatividad a la ilustración de publicaciones de literatura, ciencia e historia, así como a la creación de litografías de amplia divulgación en las escuelas públicas. Más que un arte social, americano y nacionalista (en boga dentro de la generación que le correspondió), su obra refleja la estrecha relación entre arte y cotidianidad, entre creación y trabajo artesanal, entre lenguaje plástico y necesidades de la moderna vida urbana.
Este artículo es parte del catálogo de la exposición antes mencionada que incluye obras del artista, cronología de su vida y obra, y lista de obras.