En este corto artículo de finales del año 1957, Marta Traba escribe sobre la obra de la pintora y editora colombiana Judith Márquez argumentando que es “la obra más seria, interesante y esforzada del año”, según lo indica el título. Menciona ella que esta es una de las producciones valiosas de la plástica nacional, gracias a sus exploraciones pictóricas donde prima el desinterés por poner de relieve su personalidad artística. Al respecto, Traba comenta que, en la pintura de Márquez, está vigente el deseo “de ser el autor anónimo de un buen cuadro”. A través de este comentario, la crítica de arte le solicita a la pintora el definir su estilo personal para lograr una calidad uniforme en su trabajo.

La importancia de este texto de la crítica e historiadora argentina de arte, radicada en Colombia desde inicios de la década de los cincuenta, Marta Traba (1923−83), se debe a que implica una de las aproximaciones más significativas a la obra de la primera pintora abstracta de Colombia, Judith Márquez (1925–94). El artículo ofrece un panorama sobre los conceptos de abstracción que se manejan en ese momento en el país y sobre las exigencias que empieza a manifestar Traba (como crítica de arte moderno) en torno a conceptos tales como estilo personal y de la época, de forma y de color, entre muchos otros.  

Aquello que señala Traba como carencia en la obra de Márquez —fundamentalmente el estilo— es exactamente, y de modo paradójico, una de las características principales de su obra. Fue, sin duda, lo que le permitió moverse libremente por diversas manifestaciones de abstracción, propias de la primera mitad del siglo XX. En ese sentido y muy a pesar de Traba, la pintora se constituye como una de las más importantes artistas de la década de los cincuenta en Colombia; la cual se caracterizó por la indagación sobre manifestaciones de vanguardia en el arte. La pintora, además, desde su trabajo plástico y editorial, motivó y movilizó dichas indagaciones dándole carácter de “ruptura” ante la predominancia figurativa en la época de mediados del siglo XX en el arte en Colombia; época que se caracterizó por la experimentación en torno al arte moderno.

Judith Márquez fue editora de la revista Plástica que circuló entre 1956 y 1960; primera publicación dedicada exclusivamente a las artes plásticas en Colombia que logró mantener continuidad. El artículo mencionado es el último que escribe Marta Traba como editora de la revista Prisma; la cual podría ser considerada como la segunda revista dedicada al arte en Colombia y editada solamente durante el año 1957. Este hecho permite inferir que el artículo puede estar viciado por intereses personales desencontrados, si se considera desde los proyectos editoriales que ambas estaban planteando para la época.