Juan Friede (1901–90) estudió la vida y obra del pintor y escultor Luis Alberto Acuña Tapias (1904–84) en un recorrido que indaga sobre la ascendencia del artista arraigada a la tierra desde tiempos coloniales y reconstruye la experiencia artística vivida por Acuña tanto en Bogotá como en México y en Europa. El autor aborda su estudio desde una perspectiva donde se rescata la fuerte relación del artista con la tierra, el pueblo y el pasado. A su vez, Friede destaca la búsqueda de Acuña de un arte propio, atento a la realidad nacional, la cual el artista consideraba protagonizada por campesinos e indígenas.
Comerciante y prolífico investigador de la historia, la antropología y el arte producido en el país, Friede fue uno de los críticos extranjeros que desarrolló la crítica moderna del arte en Colombia durante la década de los cuarenta. En este estudio, su voz, aunada a la de los críticos e intelectuales y la del artista (explícita a través de textos de su autoría), refleja las tensiones del momento en la pugna por definir culturalmente al país. La polarización se daba entre aquellos defensores de los valores europeos (a su juicio constitutivo de la nación) y quienes, como Friede, veían en los emergentes elementos precolombinos importantes símbolos fundadores del carácter propio del país, elementos a su vez reivindicados desde el correlato de la plástica. Friede refuerza el valor de lo indígena al señalarle al lector que la escritura del estudio sobre Acuña la realizó en 1945 en la zona arqueológica monumental de San Agustín (departamento del Huila) donde vivió y promovió el conocimiento directo entre artistas como Pedro Nel Gómez (1899–1984) y Carlos Correa (1912?85).