En el proceso de creación del artista colombiano Juan Camilo Uribe (1945−2005), este se apropia de estampas religiosas de gran circulación nacional y de objetos cotidianos relacionados con su experiencia cultural-regional de su ciudad natal, Medellín, los cuales incorpora en ensamblajes o collage. El humor caracterizó la obra de Uribe y mediante este recurso se propuso acercar los ámbitos sagrado y profano, así como lo culto y lo popular. Por el uso de la imaginería popular, su obra ha sido catalogada como kitsch o Pop, categorías que requieren ser revisadas a la luz de las intenciones intrínsecas de la obra.
Entre los pocos artículos que difundieron el premio de Uribe, el de Luis Fernando Valencia analiza aspectos críticos que cuestionan tanto la descontextualización de las imágenes religiosas como el humor sugerido por la pieza. En sí, Valencia reclama un punto de vista agudo y crítico al desacralizar la imagen, pues alega que la obra Llamarada no corre riesgo ninguno. En ese sentido, sostiene que “a través de sus imágenes entretenidas no se dirige siquiera a enjuiciar un medio parroquiano”, refiriéndose a la vida sociocultural de Medellín.
El I Salón Regional de Artes Visuales de la zona noroccidental se inauguró en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín el 14 de mayo de 1976, con la participación de 200 artistas. El jurado que otorgó el primer premio a Uribe lo conformaron: Beatriz González (n. 1938), David Manzur (n. 1929) y Augusto Rendón (n. 1933).
En 1975, cuando Gloria Zea de Uribe asumió la dirección del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), lideró una serie de reformas en el Salón Nacional debido a las crisis que aquejaban a este evento nacional de artes plásticas (promovido por el Estado colombiano). En ese año pasó de llamarse Salón Nacional de Artistas a Salón Nacional de Artes Visuales para incluir lenguajes tales como la fotografía y el video. En 1976, se pretendió descentralizar el Salón mediante la creación de salones regionales promovidos por seis ciudades colombianas para lograr una más amplia cobertura nacional. Este documento se refiere, precisamente, al primer salón regional en una de las regiones del país (Antioquia). Las obras premiadas en cada regional participarían al año siguiente en la capital, en el Salón Nacional de Artes Visuales en Bogotá. Por eso, a partir de 1976, la convocatoria se promovería cada dos años como sigue sucediendo hasta ahora.
Luis Fernando Valencia, maestro en Artes Plásticas y magíster en Estética y Filosofía del Arte, se ha desempeñado como artista y crítico de arte.