Si bien no es esta la única entrevista en la que Bernardo Salcedo (1939?2007) reflexiona sobre lo que debería ser la política cultural en Colombia, es, en efecto, una de las pocas que concedió en la que el tema exclusivamente es este. Por la misma razón, se clarifica la lucidez del artista en este campo. Con gran naturalidad, Salcedo hace ver cómo se reflejan los problemas estructurales y políticos de su país en la concepción de cultura; al tiempo que cuestiona a los personajes y a las clases sociales a cuyas actuaciones e intereses se debe la inalterabilidad de los problemas nacionales. Al decir que antiguas directoras de Colcultura —institución cuya inminente liquidación él celebra— “diseñaron planes estrafalarios y anacrónicos, como la ópera y el ballet por ejemplo”, Salcedo, sin mencionar nombres, hace expresa referencia a la administración de Gloria Zea, quien, desde 1969 hasta la fecha (2009), ha permanecido como directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá, lo que no ha permitido variaciones en la concepción del proyecto. Inclusive, mientras la señora Zea fue directora de Colcultura (Instituto Colombiano de Cultura), mantuvo incólume su cargo como directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá. Quizás por esa misma circunstancia, a lo largo de la entrevista, Salcedo hace la defensa de un proyecto de autogestión y de universalización. En sus palabras: “así como una [visión] moderna tiene una cotización frente a un patrón económico, queramos o no, nuestra cultura debe ser enfrentada a la universal y contemporánea para conocer su verdadero peso”. En 1966, a propósito de la discusión que generó el rechazo de sus obras por los jurados del Salón Nacional de Artistas y de su posterior anuncio como ganador del Primer Premio de la Bienal de Córdoba, en la Argentina, Salcedo, en defensa de esa misma idea ya había afirmado: “exponer en la casa de uno es desagradable y lleva a hacer mediocre a la familia, que es lo que pasa en Colombia”. (El Tiempo, 18 de octubre de 1966, p. 16)