Si bien María Fernanda Cardoso (nac. 1963) es una de las artistas colombianas a las que más reconocimiento se le ha otorgado al nivel internacional, y por lo mismo, una de las más favorecidas en lo relacionado con la difusión y ampliación sobre sus obras, no son muchos los documentos que clarifican la relación de su trabajo con el proceso violento que ha protagonizado Colombia.
En la reiteración de la temática, la relación entre arte y violencia en Colombia ha sido, por lo general, estigmatizada y, en esa medida, bastante simplificada. Razón que descuida matices y particularidades de la construcción de cada propuesta. Esta entrevista, por el contrario, ahonda en tales contenidos debido a que surge de la investigación realizada por Carmen María Jaramillo (nac. 1958) sobre la relación entre el conflicto armado en Colombia y la creación de algunas artistas.
De esa investigación nació la curaduría Otras Miradas (2004), muestra que itineró por diversos países entre 2004 y 2006. En ella, María Fernanda Cardoso participó con varias obras de la serie Coronas funerarias (1991); uno de los trabajos con los que la artista respondió a la propagación de la violencia que Colombia protagonizó entre las décadas de los ochenta y noventa. Como lo aclara la misma artista, en ese momento, mientras estudiaba en San Francisco (California), materializó dichas preocupaciones en sus primeros trabajos con animales disecados (momias). Tal es el caso de Corona para una princesa chibcha (1990), donde la artista trata de ofrecer una imagen, en apariencia extática, a la muerte para ampliar así consideraciones sobre la inquietud acerca de la dialéctica vida-muerte, la cual había despertado, en su proceso, el primer trabajo que desarrolló con maíz en 1987.