En el texto se tejen comentarios sobre la obra de Amilcar de Castro (1920−2002), el escultor y diseñador gráfico que vino a revolucionar el tratamiento de la página con la reestructuración visual del Suplemento Dominical do Jornal do Brasil, llevado a cabo desde 1956 hasta 1960 en colaboración con Reynaldo Jardim y Carlos Lemos. A partir de entonces su enfoque es la escultura hasta convertirse en una de las figuras clave del movimiento denominado “neoconcreto”, bajo el liderazgo del autor y principal teórico de la corriente, [José Ribamar] Ferreira Gullar (n. 1930). La notoriedad del escultor se logra con formas pesadas de hierro caracterizadas, en la mayoría de los casos, por diseños basados en “un corte y un doblez”. Al comentar la obra de Amilcar, el poeta, crítico de arte y periodista Ferreira Gullar aprovecha para reiterar sus críticas al arte concreto desplegado en São Paulo. Contrapone, así, ciertas cualidades que denota en la obra del escultor de Minas Gerais (dinamismo virtual y dramatismo, a su juicio) frente a la naturaleza del concretismo que, en su opinión, implica (intelectualismo y formas seriadas). En la década de los cincuenta, Amilcar de Castro participó de muestras que los grupos vinculados al arte concreto realizan en Brasil. Es uno de los que firman el “Manifesto Neoconcreto” que redacta Ferreira Gullar y que se publica en el Jornal do Brasil el 22 de marzo de 1959. (1). Otro de los integrantes posteriores del neoconcretismo, Hélio Oiticica, escribió un artículo al respecto del escultor “H. Amilcar de Castro”, publicado en la revista HABITAT, São Paulo, no. 83, mayo/junio, 1965.