Esta nota hace visible el controversial lugar que ocupó la obra del artista colombiano Bernardo Salcedo (1939–2007) en los primeros años de su carrera, amén del enorme empeño con que la crítica argentina de arte Marta Traba (1923–1983) la defendió, dándole, así, respaldo conceptual. De allí que, en el mismo documento, Salcedo agregue que, al conocer el fallo del jurado de la Bienal de Córdoba, Traba había afirmado: ahora sí se darán cuenta en Colombia de que Bernardo Salcedo no es un mito salido del Museo de Arte Moderno de Bogotá ni de los periódicos de la ciudad, sino un talento real.
En marzo del mismo año (1966), Salcedo había estado involucrado en el meollo de la polémica desatada por el premio de pintura Dante Alighieri organizado por la Embajada de Italia en Colombia. En él, su obra —una construcción en caja (Lo que Dante no sabía, Beatriz amaba el control de la natalidad)— ganó el primer premio. Un amplio número de artistas y críticos cuestionaron las decisión del jurado; lo que por poco termina en un enfrentamiento jurídico, cuestión a la que Salcedo respondió defendiéndose con la contratación del abogado Belisario Betancur (electo presidente de Colombia entre 1982 y 1986) y con una posición reacia a la pintura. De allí que Salcedo hubiera enfrentado al pintor colombiano nacido en Barcelona, Alejandro Obregón, quien había ganado el premio anterior en la misma Bienal de Córdoba (1964), diciendo que la pintura era algo definitivamente acabado. Argumenta: “siempre he pensado que Obregón es un pintor excepcional, pero esta vez no se premió su obra sino su insistencia, que es lo grave”.