La trayectoria artística del pintor de origen italiano y radicado en Brasil Alfredo Volpi (1896−1988) se inicia en la década de los veinte, operando exclusivamente con un lenguaje figurativo. Tres décadas después, en los cincuenta, incursiona en la abstracción geométrica, llegando incluso a participar en la Iª Exposição Nacional de Arte Concreta, primero en São Paulo (1956) y al año siguiente en Río de Janeiro. La obra volpiana no se encuadra dentro de los parámetros del arte concreto; no obstante, su pintura es pormenorizadamente admirada (en un sentido celebratorio incluso) por los artistas y poetas vinculados al movimiento, lo que no es exactamente el caso del autor de este documento. Willys de Castro (1926?88) fue un pintor, grabador, dibujante, escenógrafo y artista gráfico que se traslada a São Paulo de su natal Minas Gerais en 1941 para estudiar con André Font. Sus primeros dibujos abstracto-geométricos datan de inicios de los cincuenta. Funda con Hércules Barsotti (1914?2010) —su compañero de toda la vida— un estudio de proyectos gráficos. A fines de los cincuenta, a su regreso de un viaje de estudio a Europa, pasa a identificarse más con la vertiente “neoconcreta” de Río de Janeiro, encabezada por el crítico Ferreira Gullar. Valiéndose de un lenguaje poético en este texto, el autor llama la atención del lector para que se perciba la singularidad de la obra volpiana; la cual, transitando entre lenguajes figurativos y abstractos —manteniéndose incluso inmerso en ciertos íconos de la cultura popular brasileña, como son las banderitas de papel callejeras usadas en la Fiesta de San Juan (São João)— desarrolla una obra considerable que él denomina “sus vôlpis”; notable sobre todo por sus valores cromáticos.