En este artículo, publicado por la revista Espiral en 1945, el crítico Luis Vidales le responde al escultor de origen vasco Jorge de Oteiza su misiva a los artistas del continente, aparecida algunos meses antes en la Revista de la Universidad del Cauca [véase: “El arte nuevo de la posguerra: Carta a los artistas de América”, doc. no. 1089675]. Para empezar, Vidales aborda el problema de las relaciones entre la práctica artística y la crítica de arte. A su juicio, el artista y el crítico tienen objetivos distintos y, por lo tanto, sus actividades requieren tanto de procedimientos como de conocimientos diferentes. Según el autor, quienes exigen de los artistas que sean críticos, o de los críticos que sean artistas, cometen un grave error que se puede demostrar históricamente. A continuación, Vidales considera las posibilidades de la existencia de un arte americano, ponderando la influencia europea en tal empresa. Al igual que de Oteiza, el autor opina que es imposible renunciar a toda referencia al arte europeo y que sería necio desconocer los aportes de los maestros del Viejo Continente a la formación de los artistas americanos. Sin embargo, Vidales difiere del escultor en cuanto a la existencia de un “arte americano”. En su opinión, no solamente no es pertinente renunciar a ella, sino que se trata de la más alta aspiración de los artistas americanos. Para ilustrar su punto de vista, el autor analiza el difuso contenido semántico de la expresión “Escuela de París” y critica la posición que exhorta, sin más, a separarse de ella. Para Vidales, en resumen, la solución se halla en estudiar el pasado y la tradición para cimentar un arte autónomo en el futuro, sin negarse a recibir influencias que sean imprescindibles. Como lo testimonia la última frase del artículo, “la tesis de no aprender de los demás, es tan grave como la de aprender mal”.