Este documento es el punto de entrada a la obra Una cosa es una cosa (1990) que ubicó a María Teresa Hincapié (1956–2008) como a una de las principales artistas de la década de los noventa en Colombia. La obra recibió el Primer Premio del XXXIII Salón Nacional de Artistas (1990) por decisión unánime del jurado, integrado por el escultor español Martín Chirino (nac. 1925), la crítica venezolana de arte María Elena Ramos, el crítico norteamericano David Ross y los colombianos María Elvira Iriarte, crítica de arte, y Miguel Ángel Rojas (nac. 1946), artista. Esta constituye la primera oportunidad en la cual se reconoce la pertinencia artística del performance en Colombia, debido a una premiación.
Las ideas desarrolladas en este trabajo sobre el tiempo y su circularidad, lo cotidiano, lo femenino, lo fragmentario, lo efímero y lo esencial están directamente relacionadas con la investigación y producción del pensamiento tanto de José Alejandro Restrepo (nac. 1959), el video-artista, como del trabajo experimental del Grupo de Teatro Acto Latino, con quienes Hincapié mantuvo estrecha relación. Las indagaciones de Restrepo que pudieron haber tenido repercusión en el trabajo de Hincapié se hacen latentes en la estructura del escrito. O sea, guarda similitud con los textos preparados para la obra Parquedades (realizada por ambos artistas en 1987) y que representa las primeras aproximaciones de Restrepo a los planteamientos del postestructuralismo francés. Igualmente, en la obra se ven representadas las técnicas de actuación en torno a la modificación de la vida cotidiana propias del teatro experimental y desarrolladas por el Grupo de Teatro Acto Latino, al cual ella estuvo vinculada en los años ochenta.
En la acción de Una cosa es una cosa, María Teresa Hincapié organizó en el espacio durante un tiempo prolongado objetos que rodeaban su vida cotidiana para luego recogerlos, guardarlos y volverlos a ordenar según taxonomías aleatorias, respetando siempre la forma espiral cuadrada (tipo greca) como referencia rigurosa a la circularidad del tiempo. Una cosa es una cosa es, además, la obra que ubica definitivamente a Hincapié en el mundo del arte, tanto a nivel nacional como internacional. Incluso, se constituye en un hito en la medida en que, a partir de allí, se estimuló la producción artística performática y experimental en país. Al mismo tiempo, su presencia en la escena foránea contribuyó a ampliar, de manera radical, la concepción sobre la producción artística contemporánea de Colombia en otros países.