El documento evidencia las tensiones existentes entre estética y moral en la década de los cuarenta en Colombia. El género privilegiado para los debates fue el desnudo, tomándose como caso paradigmático el de la pintura Anunciación del artista colombiano Carlos Correa (1912–1985). La obra se había presentado en el II Salón Nacional de Artistas (1941) y había sido retirada por orden del Ministro de Educación. Entre los miembros del jurado calificador se encontraba Eduardo Ospina S. J. (1891–1965, cura y crítico de arte). La obra hería susceptibilidades religiosas por representar una mujer desnuda (en primer plano) con un vientre protuberante. En el fondo se muestra un vitral que representa la escena de la Anunciación. Al año siguiente, la obra fue reintroducida en el III Salón como Desnudo y obtuvo el primer premio en pintura.
En esta ocasión, la Iglesia Católica se manifestó a través de tres prelados descritos como autoridades en materia artística por el hecho de poseer vasta cultura, conocer museos europeos y ejercer la crítica de arte como en el caso de Ospina, quien publicaba sus textos en la Revista Javeriana. Las razones de censura que arguyó la comisión son de carácter artístico, pedagógico y religioso-moral. En el campo estético, los autores eclesiásticos sostienen que la obra se aleja del dibujo y muestra imperfecciones en el colorido y en la técnica. A su juicio, no sólo se consideró mal ejecutada sino que no debía exponerse en público y menos a la vista de “la juventud y niñez de un pueblo sano, higiénica y moralmente” (p. 88). El asunto de mayor gravedad para quienes critican es que el artista “niega” el misterio de la Encarnación virginal de Jesús. Entre los puntos de la resolución que se dicta al final del caso Correa, se destaca la necesidad de enviar delegados a las exposiciones públicas para que vigilen el cumplimiento de todo lo que atañe a la religión y la moral contenidas en la legislación existente.