El presente ensayo de Theon Spanudis, poeta, crítico de arte y sicoanalista, encaja la producción pictórica de Alfredo Volpi en lugar de destaque en el ámbito brasileño, e incluso, “en el movimiento mundial de la pintura internacional” al lado de Piet Mondrian. Si, en su momento, Mondrian descubre el espacio como elemento “vertebral y que gesta la realidad universal”, el pintor (nacido en Lucca, Italia y radicado en São Paulo) estaría haciendo algo similar con el color. En su obra, el aspecto cromático deja de ser “vehículo que transmite o provoca dentro de uno respuestas sensoriales y afectivas” hasta convertirse en una “existencia superior y casi absoluta”.
Spanudis describe el aspecto “concretizador” del cromatismo en la propuesta pictórica de Volpi durante la primera mitad de la década de cincuenta —en composiciones rectilíneas que representaban fachadas de casas y otros ambientes callejeros de São Paulo)— llegando a captar cierta inmaterialidad (en camadas finísimas de color), que el artista trabaja vía “vibración, expansión y limitación”, responsables por el equilibrio pictórico-dinámico resultante. Se trata, por lo tanto, de una obra de alguien ajeno al trajín cotidiano, con una compleja visión de mundo, que llega a una concepción universal de la existencia.
Theon Spanudis (1915–86), de origen griego aunque nacido en Turquía, se educó en Viena y emigró hacia Brasil en 1950 ejerciendo profesionalmente el sicoanálisis hasta 1956, cuando decide volcarse hacia la crítica de arte y literatura. Escribió con regularidad para Habitat revista das artes no Brasil, editada por la arquitecta Lina Bo Bardi. Spanudis es uno de los que se adhiere y firma el “Manifesto Neoconcreto” (Jornal do Brasil, 22 de marzo de 1959) y, pocos años después asume una postura menos radical e incluso crítica al movimiento encabezado por Ferreira Gullar.