Gilbert Sánchez Luján, miembro fundador de Los Four, colectivo de arte de Los Ángeles, relata aquí su historia personal como artista chicano y defensor de este arte. Cita su practica curatorial a partir de una muestra de 1964 sobre arte mexicoamericano en la universidad East Los Ángeles Community College, la cual ejerció gran influencia en su comprensión del arte chicano. A seguir, narra en detalle sus vivencias durante la turbulenta época de agitación sociopolítica que caracterizó a gran parte de la década de sesenta, su participación en las iniciativas sindicales del United Farm Workers y la serie de huelgas estudiantiles en secundarias que fueron catalizadoras del Movimiento Chicano, incluidas. Declara que su participación en el Movimiento Chicano produjo un cambio en el enfoque y ahondamiento de su obra, tornándola más politizada y dirigida explícitamente a mejorías en la experiencia chicana. A seguir, comenta su papel en el establecimiento de grupos de debate sobre arte, que él denominaba “Menudos Mentales” —cuño sacado de los típicos guisos mexicanos de menudos—; grupos de impulso para el desarrollo de ideas para canalizar la participación y el arte comunitario, transformándolos en actos de práctica social. Sánchez Luján expone, inclusive, otros elementos de la cultura chicana que han influido en su obra a lo largo de los años, como es el caso de la arquitectura, la presentación visual de la comida mexicana, los carros lowriders, el grafiti, los trajes “pachuchos” (zoot suit), iconografía del arte precolombino y los altares. En su conclusión discute dos de sus serigrafías, donde aparecen diversos carros lowriders decorados con iconografía indígena y los cuales avanzan a Aztlán o hacia Tenochtitlán. En ellas, Sánchez Luján trataba de representar la historia chicana sobre su adopción de mitos, subrayando la idea de que la identidad chicana contemporánea se basa, al menos en parte, en un patrimonio cultural ancestral.