Ricardo Pau-Llosa, poeta y crítico de arte cubano, afirma en este ensayo bilingüe que la pintura y la fotografía latinoamericana se hallan indisolublemente ligadas debido a la presencia de semejanzas temáticas y motivos compartidos, muy a pesar de sus evidentes diferencias formales. En su opinión, previo a la fotografía en Latinoamérica precede el establecimiento de estructuras del pensamiento plástico de la región; en particular, su preocupación con la metáfora, el infinito, el subconsciente, la muerte y la violencia respecto a los anteriores conceptos, además de una subordinación de tendencias reflexivas (en torno a los medios empleados) a la investigación temática. Pau-Llosa indica que el arte de Latinoamérica debe abordarse desde una perspectiva que destaque el lenguaje, en vez de en los fenómenos plásticos o físicos, por un lado; y, por el otro que para nuestros artistas, el contenido —y no la forma— es uno de los elementos culturales unificadores e identificadores. El autor manifiesta que la preocupación con el infinito y la dimensión onírica de la conciencia son los temas claves que unifican la estética latinoamericana. A seguir, Pau-Llosa monta un diálogo con una serie de artistas latinoamericanos, comparando, así, la obra de figuras tan diversas como Manuel Álvarez Bravo, Marcel Kalisch, Andrés Serrano, Claudio Bravo, Joaquín Torres-García y otros. Finalmente, el autor señala que el arte latinoamericano no puede abordarse bajo los términos norteamericanos, siendo que la pintura y/o fotografía latinoamericana se valen, en vez de la auto reflexividad duchampiana, de la meta-representación que torna más amplios sus medios artísticos.