El XXIII Salón de Artistas Nacionales se inauguró en el Museo Nacional de Colombia el 3 de noviembre de 1972 con obras de 45 artistas. En la noche de la inauguración, el recorrido de la exposición comenzó en las escalinatas exteriores del Museo con cientos de metros de lana que se dirigían hacia el interior. Adentro, repentinamente, el público asistente resultó amarrado entre sí por medio de esta lana, “porque sin saber cómo ni cuándo, resultaron amarrados unos con otros, viendo cómo zafarse de ese enredo para poder hacer el recorrido” (reseña en El Tiempo, 4 noviembre 1972, p. 2B). Ante la situación, el poeta Jorge Rojas (1911–95), director de Colcultura desde 1969, inauguró el evento con una breve alocución: “Declaro inaugurado este Salón”. A continuación, el artista Flavio Ramírez lanzó cientos de bolas de ping-pong en el interior del Museo, las cuales rebotaron sobre las obras, repartiéndose, además, entre los asistentes, ramas de albahaca. Un gran letrero de doce metros de largo en la pared con la frase “Aquí no cabe el arte” atrajo la atención de la prensa. Esta obra de Antonio Caro (nac. 1950) también incluía, en la parte inferior del letrero, una lista con los nombres de las víctimas de la masacre de una comunidad indígena en Planas (Meta) y de los estudiantes muertos en la ciudad de Cali, el año anterior. Finalmente un cuarteto de serenateros ingresó al recinto entonando reconocidas melodías que parodiaban letras de la música tradicional colombiana. Los asistentes recibieron esta hoja volante con la programación musical del grupo denominado Alma de Artista, contratado por los artistas colombianos Bernardo Salcedo (1939–2007), Álvaro Herrán (nac. 1937), Alberto Sierra y Arnulfo Peña. Este documento es el único registro y vestigio de esta acción. La prensa difundió la noticia como “un acto de sabotaje”, pues todas estas acciones lograron distraer la atención del público que iba a ver la exposición. Las letras son una protesta contra la institucionalidad oficial del arte y sus dirigentes, en particular contra la gestión del poeta Rojas.