En este fragmento del libro Retórica dos pintores (1933) del artista español radicado en Rio de Janeiro, Modesto Brocos (1852–1936), se tratan asuntos de estética, de técnicas y de enseñanza de arte, en base a la experiencia del autor como profesor de la Escola Nacional de Belas Artes. En este fragmento —seleccionado por Quirino Campofiorito para la publicación Bellas Artes—, Brocos centra su análisis sobre “arte nacional” en el campo de la pintura y sobre la necesidad de reunir esfuerzos a lo largo del tiempo; algo desfavorable al Brasil debido a que su pasado como nacionalidad contaba con poco más de un siglo. Como “marco inicial” se considera otra hipótesis del “futuro arte nacional” la llegada de la Missão Artística Francesa (encomendada por el propio emperador Dom Pedro I) para quedar a cargo de la enseñanza formal de las artes en el país.
A los dieciocho años llega al Brasil el pintor español Modesto Brocos para ilustrar el diario Mequetrefe. Brocos trajo la técnica del xilograbado al país, empleándola en sus dibujos. Tras dos años en Brasil, viajó por Europa hasta 1890 cuando vuelve al Brasil en los albores de la República, para asumir la nacionalidad. Tuvo a su cargo la materia de dibujo libre en la Escola Nacional de Belas Artes (1891–96). Su obra se ha convertido en un documento indispensable en torno a la identidad nacional, al pintar escenas de la vida cotidiana de modo realista; ejemplifica esto su cuadro de 1895, Redenção de Can, donde aparecen cuatro personas de diferentes tonos de piel frente a una modesta casa. Se convirtió —al modo de las pinturas de castas—, en parte integral del discurso nacional respecto a la etnicidad, en especial las ideas de “blanqueamiento” y de “mestizaje” propuestas por João Baptista de Lacerda. Posteriormente, Brocos escribirá libros relacionados con la pedagogía y la terminología artísticas; entre ellos, A questão do ensino de Bellas Artes (1915) y la Retórica dos pintores (1933) mencionada en este documento.