Este texto de Lucy R. Lippard apareció en un capítulo de su libro Mixed Blessings, publicado en 1990. Lippard, crítica de arte residente en Nueva York (actualmente en Nuevo México), ha escrito numerosas historias revisionistas sobre el arte estadounidense contemporáneo, con diversos énfasis en el feminismo, conceptualismo y multiculturalismo. Este texto atestigua el creciente interés de los críticos del mainstream por artistas latinos, asiáticos y demás “minorías” de fines de los ochenta a principios de los noventa, los cuales, durante el proceso, cambiaron la perspectiva sobre la historia más reciente del arte en los Estados Unidos. Este capítulo de Lippard se lee, efectivamente, como una historia del arte alternativa y multicultural de los Estados Unidos desde la década de setenta. La hibridez y la mezcla cultural, junto con la colaboración y el activismo comunitario, fueron para Lippard el tipo de innovación artística socialmente motivada e impulsada por la marginalización económica y política de los latinos, asiáticos, nativos y afro-americanos durante esta época. Como resultado de ello, empezaron a aparecer pequeñas áreas de innovación artística en centros urbanos como Nueva York y Los Ángeles, y en zonas a lo largo de la frontera de los EE.UU. con México. Lippard entreteje su historia del arte con relevantes sucesos sociales y políticos citando, por ejemplo, la relación entre el movimiento chicano y el resurgimiento del indigenismo y el mito de Aztlán. Sus raíces tanto intelectuales como políticas en el marxismo y el activismo de los años sesenta son las que aquí determinan su punto de vista. Su deseo es legitimar ante el lector unl arte cuyo valor es social en vez de monetario, y quiere que éstos hallen la unidad y la comprensión en las diferencias raciales y culturales.