Waldo N. Rasmussen (1903–2010) escribió esta introducción para el catálogo que acompañaba la exhibición Latin American Artists of the Twentieth Century, que él organizó como director del Programa Internacional del Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York en 1993. Este texto es, aparentemente, el historial de relaciones del museo con el arte latinoamericano. Además de registrar su trasfondo, Rasmussen defiende la participación de los artistas latinoamericanos en el arte internacional moderno y contemporáneo, considerándola algo fundamental. Relata cómo en la década de los cuarenta quedó impresionado por la inconfundible cualidad de los murales de Diego Rivera como obras modernistas y de cómo —durante sus viajes por Latinoamérica como director del Programa Internacional del MoMA— tuvo el privilegio de contemplar en vivo la abstracción geométrica y el conceptualismo en Brasil, Venezuela y la Argentina. Recuerda, incluso, que la agenda de muestras itinerantes del Programa Internacional, en su promoción del expresionismo abstracto como pintura en Latinoamérica y Europa (durante las décadas de los cincuenta y sesenta), logró un reconocimiento internacional para los Estados Unidos, Rasmussen expone su deseo de hacer lo mismo por el arte latinoamericano, haciendo hincapié también en su admiración por los programas de exposiciones dirigidos por figuras latinoamericanas con vocación internacional, tales como Marta Traba (1923–1983) en Bogotá y Jorge Romero Brest (1905–1989) en Buenos Aires. Aunque cita la advertencia del crítico Bruce Ferguson en cuanto a que todas las exhibiciones son “eventos sumamente codificados”, Rasmussen recalca que, de igual forma, su ambición con esta exposición es la de presentar arte latinoamericano moderno y contemporáneo bajo una “perspectiva internacional” lo más flexible y abierta posible. Con este objetivo en mente, presenta las obras cronológicamente y evita agrupaciones tanto temáticas como nacionalistas.