Esta introducción apareció en el catálogo de la exposición Art of the Fantastic: Latin America, 1920-1987, organizada por Holliday T. Day y Hollister Sturges para el Indianapolis Museum of Art en 1987. La exhibición fue posteriormente montada en The Queens Museum, el Center for Fine Arts de Miami y el Centro Cultural/Arte Contemporáneo de la Ciudad de México, siendo sin duda una de las primeras en la oleada de exposiciones de arte latinoamericano y latino que fueron respaldadas por las agencias federales National Endowment for the Arts y el National Endowment for the Humanities. El epígrafe organizador de “lo fantástico” —su énfasis en el surrealismo, el realismo mágico y el sentido irracional y exótico de la cultura latinoamericana— estableció, de diferentes formas, un marco popular que contribuyó favorablemente, en los años ochenta, al recibimiento del arte latinoamericano en los Estados Unidos. No obstante, a fines de los ochenta y principios de los noventa, la predominancia de este marco interpretativo provocó también importantes comentarios negativos por parte de la crítica latinoamericana y latina, los cuales aparecieron en publicaciones y en muestras cuestionándolo. El principal problema con The Art of the Fantastic resultó ser su descarada adopción del punto de vista norteamericano, carente de información fáctica sobre el arte latinoamericano y basado en antiguos y recurrentes prejuicios sobre la cultura latinoamericana. Day y Sturges admiten en el texto introductorio los diferentes prismas interpretativos de historiadores del arte latinoamericanos y del público, pero no están dispuestos a modificar ni a ampliar sus métodos. En vez de ello, describen una idea de “lo fantástico” configurada por todos los estereotipos estadounidenses sobre Latinoamérica. Según lo describen, “lo fantástico” es “espontáneo” e inherente, y, peor aún, “rudimentaria” en vez de “intelectual”.