Luis Cancel escribió esta introducción para la exhibición que concibió (con un equipo de curadores) en el Bronx Museum of the Arts en 1988 bajo el nombre de The Latin American Spirit: Art and Artists in the United States, 1920-1970. Organizada por un curador puertorriqueño en una institución de ámbito comunitario, esta muestra debería entenderse como una de las respuestas a la insatisfacción expresada por los latinos y latinoamericanos ante el modo en que las principales instituciones estadounidenses exhibían arte latino y latinoamericano a fines de los ochenta. Cancel reclama un cambio de paradigma: En vez de pensar en el arte latinoamericano como algo exótico y prototípico de lo Otro, debería verse como algo constitutivo de nuestra cultura (estadounidense). Según afirma en su introducción, entre los muchos objetivos de la muestra está el de contrarrestar los estereotipos estadounidenses sobre el arte y la cultura latinoamericanos, ilustrando incluso una historia más compleja que la que se ha ofrecido en las muestras sobre los personajes de costumbre (entre ellos, los muralistas mexicanos, Joaquín Torres-García, Roberto Matta, Wilfredo Lam, Rufino Tamayo, Fernando Botero y Frida Kahlo). En vez de hacer hincapié en el carácter diferente y exótico de la cultura latinoamericana, con esta exposición Cancel sostiene que los artistas latinoamericanos deberían considerarse participantes fundamentales en el desarrollo de los movimientos artísticos predominantes de los Estados Unidos. Como ejemplo de ello, cita la forma en que Amilcar de Castro, el escultor brasileño, fue injustamente criticado como poco original y “derivado” del minimalismo tras exhibir en los años sesenta sus obras en Nueva York. Cancel se interesa en ampliar, también, la historia oficialista del arte estadounidense, reservando un lugar especial para los artistas que se han opuesto a su asimilación, como es el caso del grupo de grabadores puertorriqueños que, durante la década de cincuenta, desafiaron a las corrientes de la época en Nueva York defendiendo el nacionalismo puertorriqueño.