James Monroe, presidente de EE.UU., anuncia en este discurso de 1823 un nuevo acuerdo mediante el cual se prohíbe a las naciones europeas invadir cualquier país del Hemisferio Occidental. Comienza estipulando que el acuerdo ha sido negociado a través del gobierno ruso, y que el gobierno de Gran Bretaña ha expresado, también, su deseo de alcanzar un convenio semejante. El Presidente Monroe prosigue detallando el contenido del pacto: Que el continente americano deja, desde este momento, de estar sujeto a cualquier futura colonización europea, y que los Estados Unidos no interferirán en las guerras europeas. A seguir, explica que los Estados Unidos tampoco interferirán en las colonias europeas actualmente establecidas, pero que si Europa se entromete en cualquiera de las naciones del hemisferio que en fechas recientes han logrado su independencia, lo considerará como un ataque frontal a los Estados Unidos. Monroe continúa comentando la actual inestabilidad del gobierno español, y declara la intención estadounidense de continuar con su política de no interferencia. En cuanto a las relaciones con los países del Hemisferio Occidental, Monroe afirma que los Estados Unidos considerarán a los “gobiernos de facto como los gobiernos legítimos”, y buscarán buenas relaciones con tales gobiernos. El quinto presidente termina declarando que es política oficial estadounidense la de “(…) no entrometerse en los asuntos de las distintas partes y grupos, con la esperanza de que las demás potencias sigan el mismo derrotero”.