Participación colectiva en el espacio social e Interdisciplina
Por María José Herrera y Mariana Marchesi
Desde sus comienzos, el CAYC (Centro de Arte y Comunicación) se pensó y funcionó como un colectivo interdisciplinar. Esa intención se materializó tanto en la elección de los artistas y científicos (argentinos y extranjeros) que su impulsor, Jorge Glusberg, convocó tanto en las primeras muestras —los cuales repetidamente se sumaron a las actividades del Centro a lo largo del tiempo— como en la creación oficial, en 1972, del Grupo de los Trece. La suma de referentes de diversas disciplinas y de distintos saberes orientados en una misma dirección fue parte de las consignas del CAYC. Así, en su primera exposición, Arte y cibernética, de 1969, se propició la unión de ingenieros, analistas, programadores informáticos y artistas. En ese escenario, un grupo de plásticos experimentó con la novedosa tecnología que, en la década de sesenta, comenzaba a difundirse tras la llegada a la Argentina de las primeras computadoras.
Realizada también en 1969, la exhibición Argentina Inter-medios desplegó el concepto de “intermedia”, utilizado por Dick Higgins desde mediados de esa década, en el contexto del colectivo internacional Fluxus. Dicho concepto se definía como la vuelta al cruce de disciplinas que una serie de procesos artísticos y sociales habían interrumpido antes de la modernidad europea. [1] El entorno de automatización, las transformaciones producidas por los medios masivos de comunicación y la informática trazaban un paisaje urbano contemporáneo, de límites difusos entre disciplinas, que el arte debía asumir como propio. En consonancia con tales ideas, en el catálogo de Argentina Inter-medios, Glusberg apuntaba a un nuevo modo de comunión entre el arte, la ciencia y el entorno social, una integración interdisciplinaria que rompiera con las formas tradicionales y permitiera la participación de la comunidad “para mejorar y ampliar el escenario actual de las inquietudes humanas”. [2]
De esta manera, el CAYC también alentaba la intervención del espectador, entonces convocado a participar de los procesos artísticos mientras estos sucedían; en particular cuando la calle y los espacios públicos (tales como plazas y teatros) eran el sitio donde se desarrollaban exposiciones y performances. Muestras como Escultura, follaje y ruido, organizada en la Plaza Rubén Darío de la ciudad de Buenos Aires en 1970, emergían como ámbitos donde las obras “dejan de ser un sistema cerrado para convertirse en un elemento del sistema social”. [3] Se trataba de fomentar una cultura popular que saliera de reductos elitistas como galerías y museos, y de producir experiencias en el cruce entre la plástica y el teatro, las cuales detonaran una acción, un hecho político. Estas premisas se alineaban con la alta politización de finales de los sesenta y principios de los setenta. El paradigma de esas expectativas que incluían la resignificación de los espacios urbanos fue la exposición CAYC al aire libre. Arte e ideología, de 1972, realizada en la plaza Roberto Arlt, también en Buenos Aires. Allí se concretó la interdisciplinariedad artística que proponía el CAYC, donde artistas visuales, bailarines, músicos y performers interactuaban en el espacio entre las obras instaladas y los visitantes. Sin embargo, lo que ocurrió allí fue objeto, además, de la censura policial ante propuestas que, de modo más o menos patente, criticaban las condiciones sociales y políticas de aquella época. Desde el CAYC se pensaba el espacio público como un lugar de intercambio social basado en ciertas reglas sistémicas que pretendía poner en evidencia o, eventualmente, impugnar. Esas reflexiones, las cuales inspiraban la concepción de las muestras, tomaban cuerpo en la EAE (Escuela de Altos Estudios), creada interdisciplinariamente por el CAYC en 1973. La EAE difundía innovadoras teorías, con base en el estructuralismo y la noción de sistema. Procuraba nutrir el pensamiento poético con los métodos y aproximaciones de la sociología, la epistemología, la psicología social, la semiótica, la prospectiva, la arquitectura y las teorías políticas se percibía como el desafío del momento. El objetivo era acercar las prácticas artísticas al devenir intelectual y político de la contemporaneidad, para renovarlas y actualizarlas. [4] El modelo emergente, entonces, era el de un artista-agente, productor autoconsciente de símbolos y de acciones.
En particular, el CAYC entró en sintonía con las revisiones de las distintas disciplinas producidas a mediados de los sesenta en el contexto de la fuerte politización de la cultura argentina. Pensar el arte en relación con las ideologías sociales, económicas, políticas y culturales de la época vinculó al CAYC con los movimientos de izquierda emergentes en los ámbitos latinoamericano e internacional. Esa fue una opción que el Centro brindó frente al discurso unidireccional y la censura impuestos por la dictadura del período 1966-1973. Posteriormente, en el breve período democrático transcurrido desde 1973 hasta 1976, el Grupo de los Trece y una parte de los científicos de la EAE se acercaron al peronismo revolucionario. Hubo el intento de perfilar científicamente un futuro para la Argentina, intento que se vio frustrado por el golpe de Estado de 1976. Los contenidos más “rupturistas” del CAYC siguieron expresándose a través de las exposiciones y actividades organizadas en el exterior. En la Argentina, cundía un realismo solapado, cargado de metáforas de la violencia que efectivamente se vivía.
NOTAS
1. Dick Higgins, “Intermedia”. En: Steve Clay y Ken Friedman, Intermedia, Fluxus and the Something Else Press. Selected Writings by Dick Higgins (Catskill, Nueva York: Siglio, 2018), pp. 24-28. Originalmente publicado en Something Else Newsletter, año 1, n° 1, 1966.
2. Jorge Glusberg, “¿Qué es el CAYC?”. En: Argentina Inter-medios, cat. exp., (Buenos Aires, Centro de Arte y Comunicación, 1969), s/p.
3. Así las refirió Néstor García Canclini en su artículo, “Vanguardia y arte popular”. En: Transformaciones, (Buenos Aires: CEAL, 1973), 257.
4. Jorge Glusberg, Argentina Inter-medios, s/p.