Exposiciones

Por María José Herrera y Mariana Marchesi


Las exposiciones del Centro de Arte y Comunicación (CAYC) asumieron distintas formas a través de los años. Desde la primera, Arte y Cibernética, en 1969, se definió el predominio de la modalidad de muestras colectivas que funcionaban como panoramas de tendencias. El CAYC tejió tempranamente redes internas y externas entre artistas e instituciones. Varios impulsos preexistentes en el arte argentino de la década de sesenta, como el “arte en la calle”, la experimentación con las nuevas tecnologías y lo interdisciplinario, tuvieron continuidad y desarrollo en las actividades del Centro. Esos impulsos fueron parte de su poética, especialmente en los primeros años.

En 1970, el CAYC organizó la muestra De la figuración al arte de sistemas (doc. no. 761141) —de la que participaron Luis Fernando Benedit, Nicolás García Uriburu y Edgardo Antonio Vigo— y, al año siguiente, la exposición internacional Arte de sistemas. Con ambas se comenzó a trazar una genealogía local e internacional de la categoría a la que dio inicio: “el arte de sistemas”. Con esta noción, Glusberg dotó de objetos y distintas manifestaciones artísticas a las teorizaciones de “la estética de sistema” (system esthetics, 1968) de Jack Burnham. El estructuralismo, las ciencias de la información, las vertientes del conceptualismo como el arte povera y el situacionismo internacional nutrieron esta categoría; Así, el “arte de sistemas”  permitió leer estéticamente el entorno natural y social como un conjunto de elementos estrechamente vinculados. Desde esta perspectiva, los procesos reemplazaban a los “productos terminados del buen arte”, según señalaba Glusberg. Estadísticas, diagramas e intervenciones mostraron los mecanismos del sistema del arte, así como también de otros vinculados a distintas realidades de la organización social. De este modo, “el arte de sistemas” fue la propuesta del CAYC para formular un arte para la región que hablara un lenguaje internacional.

"Art Systems in Latin America" en el Institute of Contemporary Arts en Londres, 1974. Jorge Glusberg Papers, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA) Library and Archives. Por cortesía del Archivo Privado de Pedro Roth.

El método de producción de las muestras del CAYC fue innovador. Estandarizó la participación de cada artista mediante formatos y técnicas que facilitaran la circulación de las obras y su eventual reexposición. Esta estrategia remite al arte correo, cuyo pionero e introductor en la Argentina fue el mencionado Vigo, asiduo colaborador del CAYC. Objetos resueltos con materiales “pobres” y las hojas/obras originales reproducidas por medio de la estampa heliográfica fueron algunos de los recursos simples (y económicos) que fomentaron las itinerancias de las muestras. Asimismo, gacetillas, brochures y catálogos documentaron el espíritu de estas actividades.

De la concurrencia de distintos artistas invitados a las exposiciones surgió en 1971 la agrupación insignia con la cual el CAYC procuró dar forma a la “nueva vanguardia”: el Grupo de los Trece, conformado (hasta 1975) por Jacques Bedel, Luis Fernando Benedit, Gregorio Dujovny, Carlos Ginzburg, Víctor Grippo, Jorge González Mir, Vicente Marotta, Luis Pazos, Alfredo Portillos, Juan Carlos Romero, Julio Teich, Horacio Zabala y Glusberg mismo. Autodenominado como laboratorio para “pensar el futuro y actuar”, su primera presentación fue la muestra Hacia un perfil del arte latinoamericano donde se consolidó esta estrategia de exhibición. Definió la voluntad de construir un arte que identificara la región reflejando  problemáticas comunes a los países subdesarrollados. En este planteo, el “arte de sistemas” se tornó paulatinamente en una forma de arte político. Construcción colectiva de artistas latinoamericanos y de otros continentes que reflexionaron sobre la dependencia económica y los sistemas políticos del Tercer Mundo, el poder ejercido sobre las personas y el ambiente; tópicos que atravesaron las polémicas de aquella época. Las exposiciones del CAYC circularon por Latinoamérica, Europa, Estados Unidos y Japón. Para lograr tales itinerancias, en ocasiones muy cercanas en el tiempo, se generó una metodología de “módulos temáticos” de obras disponibles para curadurías flexibles, abiertas, que se adaptaban a las necesidades materiales o simbólicas del contexto receptor.

Las instalaciones artísticas multimedia, los festivales de video arte, el cine no comercial y  las performances fueron parte del interés del CAYC por las nuevas tecnologías y soportes, visible en su apoyo sostenido al arte experimental a través de muestras y publicaciones.

"Signos en ecosistemas artificiales" en la XIV Bienal de São Paulo, 1977. Jorge Glusberg Papers, Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA) Library and Archives. Por cortesía del Archivo Privado de Pedro Roth.

Un año clave para el CAYC y sus exposiciones fue 1977. Hubo en él la presentación colectiva Signos en ecosistemas artificiales, cuando el Grupo CAYC [1] recibió el Grande Prêmio Itamaraty (MRE) en la Bienal de São Paulo Situando el eje de su propuesta visual en la relación binaria natural/artificial, la instalación repasaba la categoría que había distinguido la estética del CAYC y condensaba la poética que el grupo habían dado a conocer en sus distintas actuaciones durante casi una década. Fue, de hecho, la última oportunidad en que Glusberg ofreció una propuesta basada en el “arte de sistemas”.

La exposición fue concebida como un gran “aparato semiótico”, donde las obras de cada artista funcionaban como textos que abrían sus sentidos (“variables retóricas” de un mismo conjunto temático) a la interpretación de los diversos visitantes, lectores. El área asignada a la presentación del grupo —800 m2 del emblemático pabellón proyectado por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer en el Parque do Ibirapuera— fue el escenario para desplegar toda una serie de estrategias expositivas que, al menos en el Cono Sur, todavía no se practicaban. El concepto de “instalación”, como se desarrolló en las décadas subsiguientes en la Argentina, es deudor de la lectura semiótica aportada entonces por Glusberg y otros críticos de su entorno. En este sentido, también se definió en aquella muestra el modelo de “curador” que actualmente conocemos.

NOTAS

1. Pasó a llamarse de ese modo luego de la reducción de sus miembros a nueve: Bedel, Benedit, Grippo, Glusberg, Maler, Marotta, González Mir, Portillos y Testa.