Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Junto a Julio Plaza (GT-525; doc. no. 1476852, GT-530; doc. no. 1476853) y Regina Silveira (GT-526; doc. no. 1476849, GT-531; doc. no. 1476854), Mário Ishikawa (n. 1944) fue uno de los artistas brasileños que se vinculó al CAYC a través de la figura de Walter Zanini (1925-2013), crítico, gestor y director del MAC-USP (Museu de Arte Contemporânea da Universidade de São Paulo) entre 1963 a 1978. Glusberg y Zanini contribuyeron a consolidar la expansión de “un territorio dialógico transnacional”, organizando diferentes iniciativas tales como el intercambio de artistas de la región e internacionales, exposiciones y, coloquios. [Luiza Mader Paladino, Caiana, 2016].
Desde principios de la década de setenta, Ishikawa eligió la xerografía, la heliografía y el arte correo como los medios idóneos para expandir la circulación de sus obras de contenido político. En ellas, se apropia e interviene tanto imágenes como documentos —fungiendo como soportes de información— por operar a manera de método de denuncia de la violencia y la censura que caracterizaron la dictadura militar que gobernó Brasil dos décadas, de 1964 a 1985. Su modo de intervención sobre ellos reproducía actitudes propias de aquella época oscura conocida como “Os anos de chumbo” [Los años de plomo]: quemar, desgarrar, tirar, desechar.