Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional.
En la primera muestra Arte de Sistemas (1971), presentada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Glusberg define “arte de sistemas” a modo de práctica artística vinculada a la comprensión de los sistemas y procesos que ordenan la experiencia del mundo contemporáneo. Tal delimitación nominal se mantiene próxima a la de “systems esthetics” acuñada en 1968 por el crítico estadounidense Jack Burnham. Por varios factores que fueron surgiendo en la Argentina, el término pasó a agrupar vertientes bastantes disímiles: el arte como idea (o conceptual), arte ecológico, arte pobre (Arte Povera), arte cibernético, arte de propuestas y el arte abiertamente político —énfasis local alimentado por regímenes autoritarios y golpes militares en Sudamérica.
La exposición Arte de Sistemas en Latinoamérica circuló entre 1974 y 1976 por distintas ciudades europeas mostrándose un panorama de las recientes producciones regionales, ajustadas entonces al “arte de sistemas” propuesto por Glusberg. A modo de promoción de la segunda edición de esta exposición, presentada en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas, se reproduce una breve reseña publicada en Artforum, la revista de arte internacional, sobre una obra de la artista argentina Liliana Porter (n. 1941), escrita por James Collins (1939-2021). Además de colaborar como crítico en distintas publicaciones, Collins fue incluso artista conceptual y fotógrafo. Es participante de 2.972.453, muestra inaugurada en el CAYC (diciembre de 1979) con curaduría de Lucy R. Lippard [ver GT-20 (doc. no. 1476278)].
Formada dentro de los parámetros del grabado tradicional tanto en Buenos Aires como en la Ciudad de México, Porter se radicó en 1964 en Nueva York. Entre 1965 y 1970, formó parte del NYGW (New York Graphic Workshop) junto a Luis Camnitzer y José Guillermo Castillo. Esa agrupación exploró las posibilidades del grabado en el ámbito del arte conceptual. Al inicio de la década de setenta, la artista sondea en sus obras el ambiguo límite entre ficción y realidad, en muchos casos combinando técnicas gráficas y lenguajes. En la pieza aludida, un triángulo (como forma geométrica) se superpone a las fotografías de unas manos. Según Collins fundamenta, en esa interacción, se inserta la obra en la categoría ‘arte de sistemas” —ubicándola ajena a la dicotomía abstracción/figuración— y la proyecta más allá del lugar común de géneros que había marcado los discursos sobre el arte en décadas anteriores.
Debe destacarse que la muestra Arte de Sistemas en Latinoamérica consolidó el arte de sistemas como tendencia que vino a identificar al CAYC, colocándolo como referente institucional de la visibilidad y proyección de los conceptualismos latinoamericanos.