Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
En 1969, a través de la primera exposición Arte y Cibernética, el CAYC definió su perfil experimental acorde con iniciativas realizadas previamente en la escena internacional. Con esta muestra en la Galería Bonino de Buenos Aires (con sedes tanto en Rio de Janeiro como en Nueva York), el centro buscaba ilustrar las posibilidades ofrecidas por las nuevas tecnologías para la actividad creadora. Había, en el fondo, el interés de propagar una actitud interdisciplinaria “que sea el reflejo de la época que nos toca vivir”. En marzo, se convocó un grupo de artistas argentinos que —asistidos por un grupo de programadores, ingenieros y analistas de sistemas de la Universidad de Buenos Aires y de las Escuelas Técnicas ORT— exploraron posibilidades creativas generadas por tecnologías surgidas entonces.
Aunque bajo un título distinto, la participación del CAYC en la muestra Tendencies-5, en la Zagreb Gallery of Contemporary Art (la ciudad es la capital actual de Croacia), sumó algunos nombres a los ya exhibidos en Bonino en 1969 y en Chicago en 1971 [GT-63 (doc. no. 1476298). Esos cambios en los participantes eran frecuentes en las actividades organizadas por el CAYC al ser mostrados en otras instituciones; su presentación en esa localidad —que entonces formaba parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia— resulta significativa en el contexto de la Guerra Fría y el auge en América Latina de la difusión de la llamada Teoría de la Dependencia, la cual explicaba la pobreza de esos países partiendo de la opresión ejercida por las grandes potencias mundiales. La voluntad de establecer lazos entre el arte de Latinoamérica y el de Europa del Este fue una parte fundamental de la estrategia de intercambio internacional planteada por el CAYC, dado que suponía una “unión de fuerzas” entre escenas artísticas nacionales de países considerados tercermundistas. En otros términos, aquello que a los ojos de Glusberg se traducía en un arte reflejante de problemáticas en común.