Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
La charla anunciada nace de la exhibición Hacia un perfil del arte latinoamericano, inaugurada en el CAYC (Buenos Aires, 22 de junio de 1972). Se trata de una de las primeras veces donde se utiliza ese encabezado, tras haber sido promovido antes en la III Bienal de Arte Coltejer en Medellín (Colombia) y en Salón de la Independencia, en la capital ecuatoriana, ambas en mayo de ese mismo año. En ellas, se exhibieron heliografías con las cuales los artistas argentinos e internacionales reflexionaron sobre la situación política común a los países latinoamericanos, en especial los del Cono Sur entonces bajo dictaduras militares. Esto ponía en evidencia un viraje notable en el discurso originalmente enarbolado por el Centro, donde, en sus primeros años, se daba prioridad al nexo existente entre arte y desarrollo tecnológico. Según se plantea aquí, “cada obra, gesto o palabra pronunciada por un artista argentino debe tender a despertar y clarificar la conciencia de otros argentinos con respecto a su propia realidad.” Por otra parte, el uso del término “conciencia” no es solo en términos políticos, sino, inclusive, a la luz del auge del psicoanálisis en Argentina y que hará mella a lo largo del tiempo.
El giro “regional” que cobra lo político en el Centro era notorio e incuestionable. De hecho, sus reflexiones señalan el auge que tuvo en América Latina la difusión de la Teoría de la Dependencia, donde se planteaba la pobreza de esos países a partir de la opresión ejercida por las grandes potencias mundiales. La violencia surge, específicamente en el caso argentino, en el contexto de inicios de la década del setenta marcada por el llamado a elecciones tras una serie de gobiernos de facto (Onganía, Levingston y Lanusse), la legalización de los partidos políticos, las organizaciones armadas, el retorno de Juan Domingo Perón de su largo exilio y tras el breve gobierno peronista de Héctor Cámpora. Esa serie de factores impulsó la movilización colectiva en todos los niveles y, en algunos casos, la violencia armada como vía de transformación social.
Este punto de inflexión en las estrategias planteadas por el CAYC coincide con la aparición del denominado “Grupo de los Trece” que originalmente estuvo compuesto por Jacques Bedel, Luis Fernando Benedit, Gregorio Dujovny, Carlos Ginzburg, Víctor Grippo, Jorge González Mir, Jorge Glusberg, Vicente Marotta, Luis Pazos, Alberto Pellegrino, Alfredo Portillos, Juan Carlos Romero y Julio Teich.
[Para mayor información respecto al perfil, ver GT-125 (doc. no. 1476409), GT-128 (doc. no. 1476410) y GT-136 (doc. no. 1476334)].