Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Fue en la muestra De la Figuración al Arte de Sistemas (Museo Emilio Caraffa, en Córdoba, 1970) (doc. no. 761141) que Glusberg introduce la categoría “arte de sistemas” para caracterizar la práctica de los artistas vinculados al CAYC; a su juicio, es un arte que “se refiere a procesos más que a productos terminados del buen arte” (cat. exp. De la Figuración al Arte de Sistemas).
Tras darse el rechazo de artistas e intelectuales a la participación en la XI Bienal de São Paulo (entre septiembre y noviembre de 1971), provocado por la creciente situación de censura y represión perpetrada por la dictadura militar brasileña (1964-85), Glusberg decide no participar en el evento y presentar la muestra prevista en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (actual Moderno).
Glusberg había realizado una amplia convocatoria a artistas y críticos tanto locales como internacionales para la muestra Arte de Sistemas, inaugurada en julio de 1971 en las salas del MAMBA. Simultáneamente, se organizaron en la sede del CAYC exposiciones y actividades con algunos de los convocados; entre los invitados a la inauguración, asistió el crítico chileno de arte Miguel Rojas Mix, figura medular en el contexto de aquel país donde dirigió el Instituto de Arte Latinoamericano; es con el IAL que se crea el Museo de la Solidaridad que trató de establecer vínculos estrechos con América Latina. La exposición no sólo consolidó el llamado “Arte de Sistemas” dentro de los parámetros propuestos por el Centro, sino que tornó visibles los procesos de diálogo e intercambio cultural impulsados desde el CAYC. Chile ofrecía perspectivas de renovación en todos los ámbitos, fomentando, en la década de setenta, la vis política que el Centro y sus artistas habían desarrollado en respuesta al contexto de gobiernos autoritarios imperantes del Cono Sur.